El magnetismo siempre ha existido, su eficacia no tiene que probarse. La Biblia relata que Jesucristo curaba con sus manos, así como sus apóstoles. En Egipto, hace más de 3000 años, los sacerdotes practicaban ya la imposición de las manos y magnetizaban los vendajes que servían para la protección de las momias destinadas a ser embalsamadas. En 1862, en Luxor, se encontró un papiro de tiempos del faraón Amenofis III en el cual está inscrito: « coloca la mano sobre el dolor e imagina que este se va ». En el siglo XVIII el magnetismo tuvo un gran auge gracias al trabajo de Franz Anton Mesmer. ÉL aplicó su método imponiendo las manos sobre objetos y después sobre los enfermos y especialmente sobre aquellos en los que la medicina de la época no sabía cuidar. Sus talentos como magnetizador hicieron furor en la corte del rey Luis XVI. En nuestros días este método natural es más y más practicado y algunos hospitales han integrado esta práctica de medicina alternativa en su programa de salud.
¿Qué es el magnetismo?
Es una energía vital en todos los seres vivos. Esta energía baja cuando se sufre. Cuando se es confrontado a una situación difícil (duelo, enfermedad, etc.), el índice de vibración de nuestro cuerpo disminuye. El magnetizador en ese caso, puede ayudarte a encontrar la armonía. No te curará pero te dará suficiente energía para combatir tu mal. El magnetizador permite establecer una armonía entre el cuerpo y la mente. La energía se transmite de un individuo a otro. Poco importa la distancia, no hay límites para el magnetismo. Es un método totalmente natural. El magnetismo es ideal para acompañar los cuidados. Jamás reemplazará la medicina tradicional, pero es un complemento que puede ayudar a que los pacientes se sientan mejor.
El magnetismo es fuente de vida y está abierto a todos. No se tiene que ser creyente para obtenerlo. Todo el mundo posee cierto tipo de magnetismo y es posible desarrollarlo. Está más presente en ciertas personas. Por otra parte no todo el mundo puede practicarlo sin el entrenamiento de un buen maestro. La eficacia del magnetizador depende de su dosis de energía de partida, de su experiencia, de su trabajo de desarrollo y de su precisión.
¿Cómo podemos desarrollar nuestro magnetismo?
Existen algunos ejercicios muy sencillos que se pueden hacer en casa. Por ejemplo, estando en un lugar calmado, toma un vaso con agua y durante algunos minutos coloca tus manos alrededor del mismo. Baña tu mente con Amor y transmítelo al vaso de agua. Imagina que purificas el agua. Después bébela. Verás que el agua te proporcionará una sensación de bienestar. Igualmente se puede usar el magnetismo en los alimentos, los animales, los objetos, las personas.
Si tienes pensamientos de amor, entonces recibirás de regreso esa energía y así mismo la darás. Ha sido demostrado que un alimento magnetizado se daña menos rápido. Puedes experimentarlo escogiendo dos naranjas que colocarás en una mesa. Una te servirá de testigo y no será magnetizada. En cuento a la otra, te bastará pensar mentalmente en el resultado previsto y colocar tus manos encima o alrededor de ésta durante diez minutos dos veces por día durante una semana.
Una cosa es segura, para desarrollar tu magnetismo es preciso entrenarse regularmente y amar de forma desapegada, sin prejuicios, es el único medio para adquirir bastante energía y lograr transmitirla a los otros.