Lo que hay que saber sobre Mercurio: Mercurio, ¡el mensajero de los dioses!
Mercurio, regente del signo de Géminis y de Virgo, transmite según la mitología los mensajes de Júpiter. Misional sí pero ligero y hábil, sabe aprovechar las circunstancias, adaptarse... ¡comunicar! Recorre el Zodiaco en unos 87 días cubierto con su casco y sus sandalias aladas, este rápido factótum de los dioses permitirá al hombre discernir, clasificar y, mediante el lenguaje, transmitir lo que sabe, enseñar, descodificar y por ende comprender... Siendo este planeta rápido, estimula fuertemente la comunicación y nos enseña... a aprender, a razonar y a expresarnos claramente pero también acelera a menudo el movimiento y puede así llevarnos a perder el control de nuestros nervios provocando varios incidentes que nos obliguen a canalizar nuestra energía... ¡mental!
Al ser Mercurio un oficial de enlace entre el cielo y la tierra, que se inscribe en un vaivén sin fin entre los dioses y el humano, estimulando igualmente sin parar nuestras neuronas, protege a los viajantes los que al igual que él no paran entre aquí y allí, a los intelectuales que transmiten su saber por vocación y a veces a los ladrones los que usando de la astucia y de la ingeniosidad del planeta harán... a su manera... ¡circular la materia!
Mercurio rige también las relaciones de vecindad y representa nuestros hermanos... más jóvenes que nosotros. Gracias a Mercurio escribimos libros... aprendemos... a leerlos. Así los estudios y la literatura son naturalmente favorecidos por la presencia de un Mercurio fuerte en el tema del individuo.
Mercurio en nuestro tema
Así pues Mercurio caracteriza la inteligencia del sujeto, la manera de utilizar el lenguaje para hacerse comprender claro, pero también y evidentemente, para hablar de sus emociones las más profundas, cernirlas, identificarlas y al final... ¡nombrarlas! Siendo un planeta relativamente neutro, tiende a impregnarse de la influencia de los astros que le rodean en nuestro tema. Por ejemplo, Mercurio en conjunción con Júpiter en un tema particular reflejará una mente más bien optimista, atenta a las leyes, y como Júpiter amplifica generalmente todo lo que toca, un individuo beneficioso de este aspecto natal tendrá, ¡una mentalidad abierta!
Mientras que la luna representa la pequeña infancia (y la vejez), Mercurio caracteriza la adolescencia, la edad en la que nos adaptamos... pero también en la que encontramos a menudo dificultades... ¡de comunicación! Mercurio expresa distintamente su múltiple naturaleza según si gobierna Géminis o Virgo. Mientras que en Géminis enseña, transmite y a veces se dispersa, en Virgo, analiza, diseca, racionaliza pero a veces también se pierde... ¡en conjetura! En ambos casos, un mercurio bien aspectado fomenta los talentos de escritura, permite enseñar y dota de una mente viva, incisiva provista de un humor inenarrable pero, si se encuentra bloqueado por influjos contrarios, puede también conllevar trastornos del lenguaje, retrasos... mentales e incitar al sujeto a la manipulación y a la mentira.
Un mercurio en dificultad en el tema natal bloqueará los intercambios, frenará nuestros impulsos y perturbará nuestro espíritu... o nos desviará por atajos tanto invitándonos a usar nuestras facultades para ganar tiempo (pero ¿a qué precio?) como a incitarnos a perdernos... ¡en los detalles! Así pues si un Mercurio bajo control favorece fuertemente el desarrollo mental, los estudios, las obras escritas, las negociaciones y más en general todas las actividades y dones que nos permiten relacionarnos con los demás y gozar de la sana efervescencia de nuestra materia gris, un Mercurio "que pierde el norte" puede precipitarnos en la más grande confusión o incitarnos a aprovechar... nuestras facultades para manipular el entorno y así conseguir nuestros fines... a veces más o menos sospechosos. Siendo el Dios de los comerciantes y de los ladrones, y debido a su doble naturaleza, Mercurio encubre tanto lo mejor... como lo peor...
Si bien encontramos a menudo Mercurio al mando de los temas de los intelectuales, de los actores (más o menos) inspirados del negocio, de los buenos profesores y de los viajantes (de comercio... o de vocación), también este planeta inestable y que gira sobre sí mismo (en caso de aspectos difíciles) favorecerá la hiperactividad, la ansiedad, incluso la depresión y conducirá así el sujeto a utilizar su espíritu para estar dando vueltas en vez de para dedicarlo a lo que parece estar divinamente destinado para él es decir relacionar y permitir toda clase de intercambios que harán que nuestro querido planeta y todos sus habitantes giren... ¡en el buen sentido!
En el plano físico, Mercurio rige los brazos, la respiración, los pulmones... ¡y el sistema nervioso! Si dispone de un Mercurio fuerte será dueño de sí mismo y logrará sin muchos problemas comunicar sus mensajes y activarse, ¡sin ponerse nervioso! Si Mercurio le aguijonea, podrá provocar asma, trastornos del habla, del sueño y le incitará a veces a hacer ruido más que a comunicar, a cortar la palabra más que a entablar la conversación.
Según su disposición en nuestro tema, Mercurio inspira y galvaniza nuestra expresión y realiza por tanto su dimensión divinamente alada o bien nos precipita, por demasiada ligereza, indiferencia, impaciencia, a veces por falta de escrúpulos, en la espiral de la confusión y, ¡entonces nos corta las alas! Afortunadamente, fiel a su naturaleza vivaz, el astro se agita en todos los sentidos por lo cual ofrece la posibilidad de expresar sucesivamente, simultáneamente o conjuntamente las diversas facetas de su temperamento múltiple, vivaz... a veces huidizo y a menudo un poco... ¡hechicero!